Bueno, después de varios días de no haber publicado más que la presentación del blog, creo que nos es mal momento para postear algo más útil (o no, eso lo decidís vosotros).
Creo que una buena excusa para redactar el primer artículo del blog es hablar un poco de la beca que me llevó a crear el blog y que en agosto me llevará unos 4 millones de calles más allá de donde vivo.

Lo que sí está claro es que comparativamente con la típica y archiconocida beca para pasar una semana en UK, esto es poco menos que el misterio de los panes y los peces.
Personalmente, lo descubrí hará unos años creo que buscando información sobre intercambios en Japón y eventualmente llegué hasta la página de la embajada. El plazo de presentación de los formularios para participar estaba aún abierto, pero yo, como alegre y hormonado quinceañero que era, no podía presentarme pues el rango de edad de los participantes era de 16-18 años. Es por eso que, por decirlo en plata, me comí los mocos.
Al año siguiente, durante el primer trimestre del año (cuando recordé que se ofertaría de nuevo la beca), ya tenía esos codiciados 16 años y ni corto ni perezoso me puse a rellenar todos los formularios que pedían (que no son pocos, todo hay que decirlo, y menos mal que este año no había que rellenar el engorroso informe médico).
A parte de los varios formularios te piden una redacción de 2 páginas (que en realidad se podrían considerar 2 redacciones ya que la primera es sobre por qué te presentas a la beca y qué te puede aportar ésta personal y profesionalmente, mientras que la segunda es sobre cualquier aspecto que te interese de Japón, cultura, idioma, sociedad, tecnología, historia, etc...).
El caso es que me presenté, y así como quien no quiere la cosa un día recibí una llamada que no era precisamente de los de movistar insistiedo en que me cambiase a su compañía...
... y continuará, pero de momento me voy a hacer la fase oscura, que mañana tengo química por la mañana, se supone que ahora debería estar repasando literatura de valen y además temo que mis ojeras empiecen a asustar a los niños de la guardería cuando me vean
-Continuará (o no)-
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