martes, 22 de junio de 2010

Cómo es posible?

Sí, pequeños iconoclastas amantes de las vuvuzuelas, el márketing agresivo y las ridículamente avanzadas campañas de rebajas del Corte Inglés.

Esta vez estoy aquí para comentar un par de cosas estrechamente relacionadas con esta fantabulosa beca. Si todavía no os encontráis en el transitorio estado de embriaguez fruto de la victoria de vuestra selección de fútbol en el mundial de Sudáfrica (o, en su defecto, ya os habéis recuperado), me gustaría hablaros de un par de cosillas
.
En primer lugar, no tengo sino que felicitar a los participantes de la beca que optaron al programa corto pero igualmente intenso e impresionante (por favor, evitad los chistes sexuales, gracias) que les permitirá estar un mes en el país de los hoteles cápsula y la televisión pública más fascinante que he podido llegar a conocer.
Por lo que respecta a las participantes españolas, Laura y Andrea, se fueron para tierras niponas el 19 de este mes y por lo que tengo entendido volverán el 25 del próximo mes (pasáoslo lo mejor que podáis y seguiremos en contacto!!).

El caso es que estuve hablando con Laura hace nada por el messenger (oh dulce servicio de mensajería instantánea, cuántas horas productivas de vida me has vampirizado) y me habló un poco sobre su familia de acogida allí en Japón (no sé si lo he mencionado ya, pero con este programa nos integraremos en una familia y haremos vida normal como cualquier otro japonés, algo irrepetible y que sin ninguna duda podremos repetir aún teniendo todo el dinero del mundo para poder costearnos un mega-viaje a Japón) y algo que me llamó poderosamente la atención es que su familia era de 6 personas.

Esto, muchachada, es más que significativo, ya que aunque cualquiera de nosotros pueda pensar que cualquiera acogería a un extranjero en su casa si el gobierno le pagase lo suficiente (no no me miréis así, es la verdad), es especialmente admirable que todas y cada una de estas familias nos acogen a cada uno de nosotros de forma to-tal-men-te voluntaria. Ahí es nada.

Si yo, que vivo sólo con mi madre, no sé si sería capaz de mantener a un conocido durante medio año, no me puedo ni siquiera imaginar como sería el acoger calurosamente, tal y como si fuera uno más, a un completo desconocido de algún rincón recóndito de Europa durante medio año.

Es esta idea, y no otra, la que ha estado rondando en mi cabeza durante los últimos días y es que, ¿qué debe ser lo que haga que de repente un día te de por decir, "venga, voy a cumplir el sueño de algún chaval de la otra punta del mundo y voy a acogerlo como uno más durante varios meses"? Quiero decir... a todos nos han inculcado desde que éramos larvas conceptos como "solidaridad" o "altruísmo", pero ¿y esto?
Sinceramente, ni aunque active mi lado más conspiranoide y paranoico logro entrever algún interés egoista subyaciente a participar desinteresadamente en un proyecto tan estupendo.

¿Es esta una muestra más de la prodigada por doquier "hospitalidad japonesa"? ¿Es un fenómeno igual de frecuente a lo largo y ancho del planeta? ¿Flotaré si me trago los manguitos de mi hermano?

Creo que de momento no puedo contestar hasta que tenga la oportunidad de sumergirme en ese impresionante país...

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